jueves, 22 de mayo de 2014

Evaluación.

Finalmente, debemos evaluar a nuestro alumnado. Pero ¿cómo hacerlo?

Hasta nuestros días se sigue evaluando solamente el producto, por medio de un examen tipo test o de desarrollo. Pero en estas pruebas no se tiene en cuenta el procesos de enseñanza-aprendizaje, las habilidades, destrezas, competencias, pensamiento crítico, comprensión, etc.
Con ello, lo único que promovemos es un aprendizaje memorístico. Debemos cambiar el chip y buscar nuevas formas para evaluar.

Un aspecto a cambiar en nuestra evaluación puede ser: ¿por qué solo debe evaluar el docente?
Si queremos que nuestros alumnos sean partícipes de su propio aprendizaje, debemos dejarles a ellos mismos que se evalúen partiendo de sus conocimientos previos, hasta los finalmente adquiridos. 
Esto mismo, ¿puede hacerlo un alumno con otro alumno?, es decir, ¿un alumno puede evaluar a otro?
¡Claro que sí! De esta forma no solo el alumno evaluado se hace consciente de cosas que quizás no había descubierto, el evaluador también.


Por otra parte, ¿por qué las prácticas o ejercicios deben ser individuales?
Si diseñamos actividades para trabajar en grupo conseguiremos un mejor clima entre los alumnos, un trabajo más ameno. Aprenderían a ser capaces de trabajar por sí solos, ser autónomos, repartir el trabajo, cooperar, etc. 
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Estos ejercicios, trabajos, prácticas, exposiciones y murales deben tener un fuerte peso en la evaluación. Elaborando y trabajando en estos proyectos es donde podemos ver el esfuerzo, las competencias, el trabajo, la comprensión y el conocimiento de los temas. Aquí es donde verdaderamente se ve el progreso de nuestro alumnado y debería ser aquello que se evalúe. 

Por último, ¿por qué hacer un solo tipo de evaluación? si queremos que nuestro alumnado aprenda debemos conocer sus conocimientos previos (evaluación inicial), cómo se desenvuelve a lo largo del tema (evaluación procesual) y estas dos evaluaciones dan lugar a la evaluación final.



Evidentemente, esto es un simple acercamiento a la evaluación. Después, cada uno en su clase puede hacer lo que considere más conveniente y tomar unas medidas u otras. Pero hagáis lo que hagáis, por favor:

- ¡haced de la historia  divertida y motivadora!, 

- ¡tened en cuenta las características personales de los alumnos, no todos son iguales!

- ¡abandonad la enseñanza 100% memorística!

- ¡evaluad a vuestro alumnado y también a vosotros mismos!

- ¡usad las nuevas tecnologías en el aula!

- ¡no atendáis solamente el producto, también el proceso!

Ya no tengo nada más que decir. Simplemente amad vuestro trabajo y trasmitirlo a vuestros alumnos.






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